jueves, 15 de mayo de 2008

Ofrenda


Extraña muerte en alta mar

Para Edward, por aquella tarde en Kaddosh.

Los dos amigos compartían sus historias del día, en una mesa de su cafetería preferida. Reían con estruendo.

Había un oleaje intenso en la superficie.
La corriente marina también tenía gran velocidad. El submarino crujía por la presión del agua.

Lucía, la mesera, una mulata que parecía esculpida en bronce, se acercó trayendo sus jugos de tamarindo. Los grandes vasos plásticos con tapas y bombillas, se estremecían al compás del cimbrar de sus caderas.

El capitán, decidido a saber qué pasaba en la superficie, ordenó al maquinista subir “a profundidad de periscopio”. La tripulación toda, estaba pendiente de lo que su comandante vería sobre la superficie del océano.

Los dos amigos la miraron acercarse, disfrutando del esplendor de su movimiento.

La nave subió con lentitud entre la masa de agua marrón y se detuvo a la distancia ordenada por el capitán.
Entre las olas cadenciosas ascendió el periscopio.

Lucía, colocó los vasos ante ellos. Les dedicó una sonrisa mil veces calculada ante el espejo, dio media vuelta con su imponente cuerpo, y volvió a la cocina, seguida por las miradas delirantes de los dos amigos.

El capitán acercó sus ojos al artefacto, pestañeó para adaptarse a la intensa luz del exterior… Algo, de un color rojizo, se aproximaba con rapidez,…

Uno de los amigos acercó su boca abierta y sedienta a la bombilla y succionó con avidez, el ácido jugo.

…parecía la boca de un gran animal. Cubrió el periscopio y comenzó a aspirar. El capitán, su tripulación y el submarino todo, fue chupado y tragado. La muerte de los hombres fue casi instantánea.
Nunca más se supo del submarino, ni de su tripulación.

Los amigos continuaron su charla. Sólo callaban unos instantes, cuando Lucía aparecía en el salón.

Desde ese día, ningún submarino de la flota, se ha aventurado en las marronas aguas del Estrecho del Cilindro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

dia 365.... el ciclo se ha cerrado nuevamente en espera que tu voz se derrame por todo el firmamento, los esenciales me acompañan para avisorar estrellas con noticias del otro lado del continente. Nuevamente como ha sido desde hace 20 años espero paciente tu regreso.